Relato de un testigo presencial de la huelga en Vorkuta

Han pasado 69 años desde las infames purgas de Stalin en 1936. Antiguos bolcheviques famosos como Zinoviev, Kámenev y Bujarin fueron inculpados y obligados a confesar crímenes que no habían cometido. Pero estas víctimas famosas sólo eran la punta del iceberg. Hubo miles de trotskistas cuyos nombres no se recuerdan y que languidecieron en los brutales campos de concentración situados en las zonas más remotas de Rusia.

Presentación

Lev Davidovich Bronstein Trotsky, junto con Lenin, fue uno de los dos grandes marxistas del siglo XX. Dedicó toda su vida a la causa de la clase obrera y del socialismo internacional. ¡Y qué vida! Desde su más temprana juventud -cuando trabajaba por la noche elaborando volantes ilegales para las huelgas, lo que le acarrearía su primer encarcelamiento y el destierro siberiano- hasta agosto de 1940, cuando fue asesinado por un agente de Stalin, trabajó duro e incesantemente por la causa del movimiento revolucionario. En la Revolución Rusa de 1905 fue presidente del Sóviet de San Petersburgo. De nuevo fue desterrado a Siberia, de donde escapó una vez más para continuar, ya desde el exilio europeo, con su actividad revolucionaria. Durante la Primera Guerra Mundial, Trotsky defendió una posición auténticamente internacionalista y escribió el manifiesto de Zimmerwald, que intentó unificar a todos los revolucionarios que se oponían a la guerra. En octubre de 1917 fue el organizador de la insurrección en Petrogrado.